Siguiendo en este viaje que he bautizado como “Estoy Vivo para Contarlo”, quiero compartir algunos de los cambios que he hecho desde que recibí el diagnóstico de ELA. Son decisiones muy personales y están basadas en lo que he sentido que funciona mejor para mí. Cada cuerpo es un mundo, y esta es simplemente mi experiencia.
Un ajuste importante fue dejar el alcohol. Antes, una copa de vino o un vodka con amigos eran parte de esos momentos que disfrutaba. Pero, honestamente, después de un tiempo, noté que cuando tomaba, caminar se volvía una misión imposible. Mis músculos, o más bien mi caminado, ya con ciertas limitaciones, parecía empeorar. Por supuesto, no estoy diciendo que todos tengan esta misma experiencia, porque hay quienes pueden disfrutar de una copa sin problema alguno. En mi caso, tomé la decisión de dejarlo. Mi doctor me había dicho que un vinito de vez en cuando estaba bien, pero… ¿para qué tomar una copa si me hacía sentir tan limitado? Ahora prefiero pedir un agua con gas, limón y un toque de cranberry. ¡Es refrescante y perfecto! Y no voy a negar que hay un toque divertido en ir a una boda y ver a todos disfrutando de sus tragos, mientras yo lo veo desde la tranquilidad.
Lo mismo pasó con el cigarrillo. En 2022, cuando empezaron los primeros síntomas, decidí que era el momento de dejar de fumar. No me costó tanto como pensé, y hoy me siento mucho más libre. Incluso, algunos estudios sugieren que fumar puede ser un factor de riesgo para el avance de la ELA . Con el alcohol no hay tanta claridad en los efectos sobre la ELA, pero algunos investigadores creen que el consumo prolongado puede agravar síntomas en ciertas personas.
Además de dejar el alcohol y el cigarrillo, volví a incluir carne en mi dieta después de 12 años como vegetariano. No fue una decisión fácil, pero sentí que mi cuerpo necesitaba ese cambio. Ahora, las personas que me ayudan a cocinar tienen más opciones para prepararme comidas balanceadas.
Continuo tomando jugos naturales todas las mañanas como parte de mi rutina. Preparamos combinaciones de frutas y vegetales, y uno de mis favoritos siempre lleva jengibre y cúrcuma. La cúrcuma es como ese “superingrediente” que aporta antioxidantes y tiene propiedades antiinflamatorias. Aunque esto no es una cura mágica, es bueno saber que estoy dándole a mi cuerpo un apoyo adicional para estar más fuerte.
Estos cambios me han permitido adaptarme mejor y disfrutar del día a día. Cada ajuste ha sido una pequeña victoria en mi camino con la ELA. No sé lo que el futuro me depara, pero mientras tanto, estoy aquí, explorando, aprendiendo y, sobre todo, viviendo.
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Fuentes consultadas:
• “ALS News Today”: https://alsnewstoday.com
• Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry
Realmente son cambios y hábitos que todos deberíamos tener en nuestra vida.
Gracias por compartir tu experiencia que nos aporta positivamente a cada uno de nosotros
Lov u!
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